En la calle Jovellanos; -Dios salve a la Zarzuela-



En la calle Jovellanos; -Dios salve a la Zarzuela-



Desde hace ya demasiadas lluvias corren tiempos difíciles para el género lírico en general y para la lírica nacional en particular. Sin embargo, y desgraciadamente, la situación es ahora más extrema que nunca ya que hay que luchar contra nuevas realidades que, hasta el momento, estaban en fuera de juego: la política, la pela y el desprecio al ADN propio.
Así es como, entre medio de los parones pasados y futuros que pretenden impedir  la ojeriza fusión del Teatro Real con el Teatro de la Zarzuela, se estrenaba con un día de retraso y con el, al menos a priori, segundo elenco de artistas la puesta en escena del best seller del brillante maestro guipuzcoano; La Tabernera del Puerto de don Pablo Sorózabal.

En la ficticia Cantabreda viven cuatro personajes  muy destacados que tienden a ser juzgados muy habitualmente y, en esta ocasión, aprovechando el viaje exprés, me he mimetizado y me he permitido emitir mi propia valoración.



·      Marola: Marina Monzó ha estado maravillosa en todas las facetas de la representación haciendo que sea muy difícil  creer que tenga tan sólo veintitrés años -mi edad- y ha sido sin lugar a dudas la gran triunfante de la tarde dominical en la piccola Scala de la calle Jovellanos de la capital madrileña. Había tenido la oportunidad de escuchar su voz en directo, hace ya algunos años,  en una gala lírica benéfica promovida por su mentora -Isabel Rey- en el Teatro Real. Si en aquella ocasión ya nos sorprendió muy gratamente a muchos, hoy, en el roll de Marola, a mi me ha devuelto la esperanza y me hace creer en un futuro prometedor para el querido mundo de la lírica.  Su precioso color de voz se ha ensanchado algo desde entonces y, a pesar de tener muchísima facilidad y un exquisito control en la coloratura,  ya es, bajo el juicio de este simple aficionado, una soprano más lírica que lírica-ligero.  Ha demostrado estar sobradamente capacitada para afrontar con mucha brillantez todos aquellos personajes que se adaptan a su repertorio. Maravilloso su “país de fábula” demostrando que muchas sopranos  deberían escuchar e imitar mas a este tipo de cantantes que no saben chillar y exlcusivamente se dedican a cantar.
NOTABLE ALTO (el sobresaliente lo dejo para la Violetta de la Traviata que hará dentro de poco)

·      Leandro: Alejandro del Cerro es la segunda vez que se presenta esta temporada en la Zarzuela. En la ocasión anterior, que tuve oportunidad de ver más de una vez, fue para mi una verdadera desilusión. Hoy ha sido mucho mejor Leandro que el Jorge que fue en su día y yo me alegro muchísimo. Controla con mucha facilidad la media voz y el centro pero, desgraciadamente, sigo pensando que su paso de voz a las notas más altas deja mucho que desear para ser un tenor lírico-ligero. Sin perjuicio de lo anterior, creo que ha cantado bastante bien y que ha sacado la voz que en la obra de Arrieta parecía haber escondido. Es también muy joven y ojalá, por el bien de la lírica, pula aquellos defectos de paso de la voz que pudiera tener y tenga una carrera exitosa que nos pueda brindar a todos los aficionados que, sin duda, esperamos poder disfrutarle mucho tiempo.
APROBADO ALTO.

·      Juan de Eguía: Mi paisano, Javier Franco, ha sido para mi la mayor decepción de la tarde. Es discutible que su tesitura de barítono, en caso de que realmente lo sea, no sea fruto de un cierto engolamiento.. La parte actoral la domina y se ve que tiene muchas tablas sobre los escenarios, pero en lo vocal su actuación de esta tarde me resulta muy insuficiente.  Disfruté más en el ambigú pudiendo matar la morriña de nuestra tierra común que escuchando su “chibiri” o su “no te acerques”.
MEJORABLE.

·      SIMPSON: Rubén Amoretti no recuerda a los bajos más legendarios de la historia de la lírica ni en color de voz ni en extensión. Sabemos que ya no quedan muchas voces como las de Ghiaurov, Siepi, Christoff, Campó, Mardones o Algorta y, tal vez, hay que conformarse con una nueva concepción de “bajos”. En este sentido, a mi juicio, ha salvado suficientemente bien la representación y ha lucido  sobre todos los aspectos su gran dominio de escena. Para mi gusto, y sin ser mal cantante, es mejor actor que bajo y su “Despierta Negro” no va a pasar a la historia.
APROBADO.


Los cantantes cómicos y los personajes secundarios han mostrado un buen nivel general destacando, en particular, el gran “Abel”  que ha desempañado  Ruth González.
El coro y la orquesta no han estado mal ni han desaliñado la representación en ningún momento, pero creo sinceramente que ambas agrupaciones podían haber sonado más y mejor para elevar la grandiosa calidad musical que tiene la obra. Muy buena puesta en escena que por momentos, como el dúo de Marola y Leandro del inicio del tercer acto, ha rozado la brillantez.



Termino suscribiendo el texto reivindicativo que se ha leído antes del comienzo de la representación y agradeciendo a todos los que hacen posible que nuestro género lírico siga, con mayor o menor salud, vivo. Me quedo con muchas ganas de ver al otro reparto.


LARGA VIDA A LA ZARZUELA.



JBL.

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