Pienso que tal vez estemos viviendo en un entrenamiento constante que consiste en el mayor ensayo de formación de filas para estar preparados ante aquel hipotético peligro que amenaza con llegar y no llega. Tal vez preparándonos para combatir el peligro nos demos cuenta de que el peligro ya ha pasado.
La sociedad se allana ante la sociedad, existiendo una especie de "opinio societatis sive necessitatis" que decide por todos nosotros, los sumisos que potencialmente pudiesen llegar a sublevarse y los sumisos potencialmente sumisos.
Somos tan disparatados que permitimos que nos eduquen y, sobre todo, educamos en acatar lo que no es racional en defensa de un raciocinio indefenso. V.g. parece estar claro que el dinero no da la felicidad pero vivimos para ganar dinero llegando incluso, en muchas ocasiones, a no pensar que el dinero que llena el bolsillo de uno no es solo el que se gana sino que también, por muy sorprendente que pueda parecer, el que no se gasta.
Estamos formando filas de forma disciplinada para que la carrera vital consista en escalar puestos que nos hagan destacar frente a los rezagados. Todos queremos llegar a ser capitanes generales cueste lo que cueste porque "lo que algo quiere algo le cuesta" y por lo tanto asumimos firmar reiterados contratos de obra soñando con alcanzar uno indefinido en el que seamos parte contratante y contratada. Sin embargo, no somos conscientes de que el contrato indefinido alcanza su término en la muerte que, muy a nuestro pesar, puede llegar incluso antes que el anhelado contrato indefinido.
Sí todo esto fuese así, y nuestro sueño fuese alcanzar la capitanía general, podría llegar a hacer esfuerzos por entenderlo, mientras tanto solo puedo practicarlo a pesar de mi razón. No entiendo como puedo desear estar cerca de la barata mar y estoy pagando peajes lejos de ella. No entiendo como puedo querer saber y estoy dejando que sepan lo que sabré.
No entiendo porqué me da órdenes su Capitán, pero las cumplo.

JBL.
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